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Haciendo de la Música un sueño...

D. FERNANDO VALERO Y TOLEDANO, TENOR.
Nace en Écija el 6 de Diciembre de 1856 y muere en Moscú en Enero de 1914.
Muy niño se trasladó con sus padres a Granada en cuya universidad comenzó los estudios literarios, a la vez que se Bosquejo artístico de un tenor ecijano Ramón Freire Gálvez 12 consagraba al de la pintura, por la que sentía gran predilección. Encontrándose un día ocupado en copiar a la acuarela uno de los afiligranados pórticos de la Alhambra, uno de los sitios más frecuentados por Valero para el cultivo de sus aficiones pictóricas, acertó a visitar el incomparable alcázar el célebre tenor Tamberlik, quién al oír al joven Valero, que cantaba mientras manejaba los pinceles, le tributó grandes elogios y le aconsejó que estudiase solfeo y se consagrase a la música y el canto, en la seguridad que se labraría un brillante porvenir. Se ofreció también a darle algunas lecciones si el muchacho se traslada a la corte y se encontrase por tanto en Madrid en la temporada siguiente para la que Tamberlik había sido escriturado. Siguió Valero el consejo del gran tenor y abandonando la pintura, se consagró a la música, recibiendo las primeras lecciones del profesor granadino Manuel de Moya. Ya antes de salir de Granada logró sus primeros triunfos en un teatro de aficionados, cantando las partituras de "Una vieja y el estreno de un artista". Pasó luego con su familia a Madrid para desempeñar un destino en la Administración económica y más tarde en el Ministerio de Hacienda, al mismo tiempo que continuaba sus estudios bajo la dirección de Mariano Martín Salazar. Tamberlik, no solo cumplió su palabra, sino que llevó su interés hasta hacerle debutar en el Teatro Real, donde en 1879 obtuvo un éxito envidiable cantando la parte de Lorenzo en "Fra Diabolo" con el célebre Nandín, Virginia Ferni, Germano y el bufo Fiorini. El afortunado principiante quedó escriturado desde aquella noche para continuar por dos temporadas más en el Teatro de la Plaza de Oriente, donde cantó, entre otras óperas, "Mignon" y "Fausto" con Berger. Más tarde marchó a Italia, deteniéndose en Milán, en cuyo teatro Coreano empezó a trabajar, debutando con la ópera "Favorita", de la que Gayarre había dejado inolvidables recuerdos. No obstante no fue indigno de su compatriota, como lo demostraron los periódicos locales, diciendo, al dar cuenta de la interpretación de la obra por Valero, que "la impostación de su voz, franca, sonora y vibrante, su manera de frasear y su dicción, traían necesariamente a la memoria las mismas cualidades del gran tenor español". El famoso crítico Filippo Filippi, al escuchar a Valero le bautizó con el nombre de "piccolo Gayarre". Desde aquella fecha las dotes de Valero adquirieron nombradía universal. Su nombre, rodeado de la aureola tic la gloria, empezó a ser oído en todas partes y pronto se vio solicitado por las empresas de los coliseos de mayor importancia. En el número de estos se contaron en España, el Real de Madrid, el Liceo de Barcelona, el San Fernando de Sevilla, el Principal de Valencia y el de la Opera de Granada. Y en el extranjero, el teatro Kroll de Berlín; el Covent-Garden de Londres; los Imperiales de San Petersburgo, Varsovia y Viena; el Costanzi; el Apolo y el Argentina de Roma; el Carlo Felice de Génova; el Fenice de Venecia; el Pérgola de Florencia; el San Carlos de Nápoles y el Bellini de Palermo. En la América del Norte cantó en Nueva York, Chicago, Boston, Filadelfia, Louisville, Brooklyn, Albany, Montreal y Canadá y en la América del Sur en el Teatro Colón de Buenos Aires y en el Solís de Montevideo. En Milán donde llegó a ser el tenor favorito, cantó nueve temporadas en los teatros de Cárcamo, Dal Verme, Manzoni y la Scala, en el último de los cuales creó por primera vez en escena, tres tipos diferentes que le valieron bastante oro y muchas palmas. El Turiddu en la ópera "Caballería Rusticana"; el de Nadir en el "Pescador de Perlas" y el de Don José en la "Carmen" de Bizet. Valero fue también el que primeramente cantó "La Gioconda" en italiano y el Mefistófeles de Boito, ambas en el teatro Imperial de Viena. Poseía un vasto repertorio, en el que figuraban además de las óperas citadas, las tituladas "Hugonotes ", 'Lohengrin ", "La Africana", "Fausto", "Laqué", "Manón Lescaut", "Linda", "Lucía", "Marta", "Traviata", "Rigoletto", "Los Amantes de Teruel", "Donne Curiose", "Puritanos", "Filemón y Baucis", "La Sonámbula" y otras más. Pero de todas ellas, las que le dieron mayor gloria y dinero fueron "Caballería Rusticana ", "Favorita", "Rigoletto ", "Marta" y "Carmen ", en la que hacía Valero un Don José clásico y Único por el sentimiento y la dulzura de la voz, no menos que por su temperamento meridional; y últimamente "Los Amantes de Teruel", en cuya parte de Marcilla se distinguía extraordinariamente.
Texto extraido del libro "Bosquejo artístico de un tenor ecijano" de D. Ramón Freire Gálvez.